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Entrevista a Violeta Assiego: Discriminación y juventud LGTBIQA+

By 30 junio, 2021 julio 8th, 2021 No Comments
Entrevista a Violeta Assiego - Juventud LGTBIQA+Pilar Nicolás

  Con motivo de la celebración del Día del Orgullo LGTBIQA+ hemos tenido la suerte de compartir un rato con la Directora General de Derechos de la Infancia y Adolescencia del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. Abogada, investigadora social, docente universitaria y activista en diversidad social, Violeta Assiego Cruz cuenta para Análisis y Debate su perspectiva sobre la juventud y la adolescencia LGTBIQA+ española.

En concreto, para este primer fascículo de dos entrevistas, Violeta nos relata su opinión sobre las situaciones de vulnerabilidad, discriminación, de prejuicios y estereotipos nocivos y de acoso en internet para dicha colectividad:

 PENSANDO EN EL MOMENTO ACTUAL

  • ¿Dónde se sitúan las personas jóvenes LGTBIQA+?

   Si comparamos con las generaciones anteriores, entre las personas jóvenes de nuestra sociedad hay una mayor aceptación y naturalidad sobre lo que concierne la orientación sexual, la diversidad en las expresiones de género e identidad de género.

Antes, todos los aspectos vinculados con los colectivos LGTBIQA+ eran más ajenos a la gente, porque no existía el matrimonio igualitario. Ahora, la visibilización de estos colectivos a través de la familia homoparental ha permitido avanzar y normalizar la posibilidad de tener una pareja de tu mismo sexo. Sin embargo, es cierto que hay otros entornos más conservadores en lo que tiene que ver con la expresión e identidad de género, en los que la juventud LGTBIQA+ se siente más retraída.

  • ¿A qué tipo de discriminación se está enfrentando el colectivo adolescente y joven LGTBIQA+? ¿Y para aquellxs que dentro del colectivo son más vulnerables?

  Es precisamente en estos ambientes conservadores donde no tienen cabida colectivos jóvenes que rompen con roles, clichés y pautas conectadas con la expresión e identidad de género. Se ven con muchísimo temor y hostilidad. Me estoy refiriendo a las personas transexuales, o aquellas que se mueven en un género fluido, de una forma no binaria. Y, por tanto, son colectivos especialmente vulnerables, ya que se mueven dentro de la disidencia sexual conectada con la expresión de género.

Hay otras realidades de la sexualidad invisibles, que en este momento son muy desconocidas y vulnerables por falta de información respecto a que son parte de las orientaciones sexuales. Por ejemplo, la asexualidad o la intersexualidad. Al igual que aquellas personas que son leídas o que se expresan como mujeres están más discriminadas. O aquella población a la que le atraviesan diferentes situaciones de discriminación y desigualdad como son: las personas racializadas, migrantes (especialmente si están en situación irregular), las personas con neurodivergencias o que tienen una diversidad funcional, capacidades distintas…

Por tanto,  es muy importante incorporar dentro de todo el análisis sobre la juventud LGTBIQA + la lógica interseccional: estudiar en distintas realidades cómo atraviesan otras situaciones que restan ciudadanía a las personas que, ya de por sí, se les cuestiona dicha ciudadanía. Y no ceñirnos a la orientación sexual, la identidad y expresión de género.

EL MARCO VIRTUAL Y EL DISCURSO DE ODIO

En la publicación “No more haters se expresa quelo ‘real’ y lo ‘virtual’ se encuentra inevitablemente entrelazado e interconectado” en la actualidad, y que “las víctimas suelen ser colectivos vulnerables”:

  • Según tu visión, ¿cuál es el punto medio entre la libertad de expresión y las regulaciones online en torno al problema del discurso de odio y de las “cadenas de odio[1]”?

Bueno, no habría que perder de vista a las redes sociales como espacio diferenciado y en cómo se establecen relaciones personales a través de aplicaciones de mensajería. Tampoco hay que olvidar que es un espacio público, lo que se llama “agora digital”. En este sentido las redes sociales tienen un potencial inmenso de compartir experiencias, de intercambiar opiniones, de construir pensamiento colectivo y movilizar las situaciones injustas. Por otro lado, las redes sociales son usadas por una minoría como un instrumento de contaminación, intoxicación del relato del discurso y de las luchas a favor de los derechos humanos; que es parte de un movimiento reaccionario trasladado de espacios públicos e instituciones a las redes. Y, al fin y al cabo, estas redes sociales son un altavoz, de amplificación de todo lo que sucede.

Es cierto que dentro del espacio público se producen dinámicas que si tuviesen lugar en entornos públicos físicos como una plaza, un barrio, un parque infantil o un centro comercial, los espectadores reaccionaríamos recriminando y reprobando los insultos y comportamientos violentos a quienes los están infringiendo. Pero en las redes sociales hay una especie de perfil enmascarado que se sirve de la libertad de expresión en una dirección completamente opuesta a la finalidad real de esta libertad: garantizar el orden democrático. Es decir, es contradictorio que la libertad de expresión se esté usando para atacar los principios y valores democráticos. Y para mí, esa es la frontera donde entiendo que empezamos a hablar de discurso, delitos y retórica del odio.

La retórica de la que hablo es aquella en que una persona o grupo ejerce un poder de control y violencia hacia otros, en ocasiones, por lo que representan y por lo que simbolizan socialmente en cuanto a la diversidad y las situaciones de discriminación y desigualdad.

Con lo cual, todo aquello que atenta a la democracia queda fuera de la libertad de expresión, que no es un derecho absoluto. Pues, del mismo modo que no permitiríamos campañas de desprestigio, de persecución y acoso en un espacio real, no las podemos permitir dentro de espacios virtuales y redes sociales. Tenemos que empezar a creer, sobre todo las empresas que tienen políticas de control en estos espacios, que no todo vale y la impunidad es la regla generalizada.

  • ¿Qué perspectiva tienes sobre la manera en que las personas jóvenes y adolescentes LGTBIQA+ gestionan sus relaciones y sus emociones en las redes sociales y qué tipo de conflictos crees que se están generando?

    Lo hacen con todas las contradicciones que estamos observando. Ahora mismo, hemos tomado conciencia de las problemáticas de salud mental y bienestar emocional de la gente joven y adolescente. Y de cómo las redes sociales y los espacios online son una especie de fuga, de cuidados paliativos ante la soledad, la frustración y la desesperanza que sienten.

De alguna manera, internet conduce a la juventud y la adolescencia LGTBIQA+ a la desidentificación, ya que son objeto de muchas críticas, y no tanto de comprensión, de medidas y políticas que apoyen el buen trato. Esto es algo que queremos conseguir con la LOPIVI (Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia).

  • En tu opinión, ¿cuál crees que son las actitudes y las responsabilidades de ciertos actores (como “haters[2]” y “espectadores”) en el discurso de odio?

Desde este punto de vista que estaba comentando, es imprescindible invertir en realizar estrategias de alfabetización y competencias digitales para la juventud y la infancia a favor de una ciudadanía digital. Aportarles un marco que les permita, no sólo desenvolverse en la democracia tan valiosa que tenemos, sino también moverse por el terreno económico que ahora representa a la sociedad virtual. Así, tendrán herramientas para detectar la desinformación y aprovechar todo el potencial de las redes sociales y no convertirse en víctimas de estas; o a fin de conseguir espacios de protección que no les vulnerabilicen o les sirvan para cometer violencias en internet.

  • Desde tus diferentes posiciones, ¿cuáles crees que son las redes de apoyo que tiene esta juventud LGTBIQA+ para afrontar y solucionar problemáticas de acoso online?

  Existen diferentes formas de apoyo. Por un lado, la implantación de la LOPIVI avanza en el entorno de los centros escolares, promoviendo la figura del coordinador para que puedan ser lugares de ayuda hacia toda la juventud y la infancia. Además, un mandato que contiene esta Ley Orgánica es la necesidad del buen trato hacia la población infantil y joven en todos los aspectos: la escuela, el ocio, el esparcimiento, el deporte y la familia. Asimismo, tal y como lo hacen los servicios sociales o las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la LOPIVI busca justicia de reparación de daños cuando a adolescentes y niños se les han causado violencias y acosos.

Por otro lado, hay que dirigirse y reprochar a quienes ejercen conductas violentas. Si queremos proteger a nuestra juventud y adolescencia en general (y al colectivo LGTBIQA+ en particular) es crucial analizar los motivos que están detrás de que alguien ejerza violencia contra otra persona más vulnerable, o que se entienda más vulnerable, con la meta de cometer un perjuicio o sufrimiento. La razón es que hay motivaciones “lgtbiqa+fóbicas”, racista, económicas, etc., que tienen que ver con el tipo de educación y de valores que se están transmitiendo a través de una cultura muy neoliberal. Una cultura centrada en el individuo como ser que está por encima de la sociedad y todo lo demás.


[1] Círculo vicioso que se produce en esa conducta de discurso de odio.

[2] Los haters son personas que muestran sistemáticamente actitudes negativas u hostiles ante cualquier asunto.

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