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Prácticas invisibles. Las mujeres y los menores migrantes en los juegos de azar

By 1 septiembre, 2021 No Comments

*Autoras: Karmele Mendoza Pérez (Universidad de Extremadura) y Marta Morgade Salgado. (Universidad Autónoma de Madrid) son miembros del equipo de investigación de que ha llevado a cabo el proyecto a partir de la V Convocatoria de las Ayudas a la Investigación del Centro Reina Sofía.

“Estamos jugando con fuego”, “Ahora que has hecho un libro sobre nosotros, harás un libro sobre lo que pasa con las casas de apuestas”. Estas dos verbalizaciones son el germen de este proyecto. En 2017 finalizamos una investigación sobre adolescentes migrantes, también denominados Menores Extranjeros No Acompañados, en Bizkaia. Durante la investigación y al finalizar la investigación los propios jóvenes migrantes nos demandaban la necesidad de visibilizar los problemas de juego de su comunidad. Fue así como nació este proyecto de investigación, aunque a la par que iniciamos el trabajo de campo, fuimos ampliando tanto nuestros objetivos como la muestra de la población. Pero siempre con el objetivo de diseñar una investigación sensible a la diversidad social y que posibilite la visibilización y la incorporación de los discursos de migrantes y mujeres. 

El objetivo de la investigación “Prácticas invisibles: Análisis de la incidencia e impacto del juego patológico en las trayectorias vitales de los adolescentes y jóvenes” ha sido aproximarnos a las prácticas, discursos y representaciones de los adolescentes y jóvenes, entre 14 y 30 años, en torno a los juegos de azar, haciendo especial énfasis en la población migrante y a través de una perspectiva de género. Se trató de un estudio mixto, cuantitativo y cualitativo, aunque la perspectiva cualitativa tuvo un mayor peso en la investigación. 

Principales resultados de la investigación

En un país, que se reconoce como “jugador” y que ha normalizado ciertos juegos como los bingos, las loterías, sorteos de la ONCE, etc., está creciendo la preocupación por cómo los y las más jóvenes se están aproximando a los juegos de azar y las apuestas a través de los establecimientos de juego. A lo largo del informe hemos visto cómo el acceso a medios digitales, y la cada vez más numerosa presencia de espacios de juego, están provocando que las prácticas de socialización de los jóvenes estén cambiando. Los resultados de los estudios cualitativos de este proyecto muestran que, tanto entre jóvenes nacionales como en jóvenes migrantes aparece el motivo social como la principal razón para aproximarse a los juegos de azar y los establecimientos de juego. Los y las jóvenes que han participado en el estudio han subrayado la falta de alternativas de ocio para gente de su edad. Esta falta de alternativas y la gran presencia de espacios de juego han hecho que los establecimientos de juego se hayan convertido en punto de socialización y encuentro destacado para jóvenes especialmente en el contexto urbano. Así, en los espacios de juego se puede apostar, pero especialmente para los jóvenes se está con los iguales, se pasa el rato y se consume barato, actividades habituales la juventud. 

En resumen, el juego como se ha convertido en un espacio de socialización entre iguales en nuestros espacios urbanos a falta de entornos parecidos en la ciudad para las mismas prácticas con iguales (Megías, 2020, Sarabia, Estévez y Herrero, 2014). Además, cabe señalar que los estudios o nivel académico no es un factor protector de este tipo de prácticas, seguramente porque este colectivo tampoco encuentra unas alternativas de ocio adecuadas a su edad, intereses y presupuesto. 

El género y el juego 

La perspectiva de género en esta investigación ha resaltado cómo impacta la masculinidad hegemónica en los patrones de juego de los adolescentes y jóvenes. Los varones son más proclives a llevar a cabo conductas de riesgo como el juego desde edades tempranas, mostrándolas en público como parte de su integración y socialización con los iguales. Los hombres apuestan más y pasan más tiempo en salones de juegos o establecimientos de apuestas. Mientras, las mujeres apuestan menos en este tipo de espacio y, en muchas ocasiones, acuden como meras acompañantes. También hemos encontrado mujeres que prefieren quedarse fuera y se ha vislumbrado en ellas las herramientas para criticar y rechazar el juego dentro de las casas de apuestas por el marcado ambiente de valores machistas del entorno.

A pesar de estas herramientas críticas, podemos decir que los resultados apuntan a que las mujeres juegan más que antes y a edades más tempranas. Las preferencias de juego de las mujeres muestran principal interés por los juegos puramente de azar como los rascas de la ONCE o el bingo. Los rascas de la ONCE resultan atractivos para las mujeres, ya que son juegos a los que se puede jugar de forma privada y que además están socialmente aceptados entre los iguales y la familia. Mientras que cuando juegan en espacios públicos prefieren acudir a bingos, espacios tradicionalmente ligados al ocio femenino y en grupo, ya que son espacios que no les resultan tan hostiles como las casas de apuestas o salones de juego.

Los jóvenes migrantes y el juego 

Los inicios en el juego de muchos jóvenes migrantes se dan de forma muy similar a los y las jóvenes adolescentes autóctonos. Así, los establecimientos de apuestas aparecen en sus vidas como un lugar en el que poder encontrarse con amigos y paisanos para tomar algo a “bajo coste”. Sin embargo, el desarrollo de la conducta de juego en muchos jóvenes migrantes continua más allá de la mera socialización entre iguales, y es mantenida al pasar el juego a ser un método para escapar, y evadirse de situaciones conflictivas y estresantes (ej. situación de irregularidad, ausencia de la familia, situaciones de calle, etc.). El juego, entonces, les aporta sensaciones positivas, sueños y fantasías con las que ganar dinero, un espacio para imaginar un futuro diferente.

Los resultados han mostrado que muchos jóvenes migrantes se acercan más al juego cuando abandonan el sistema de protección, y se encuentran en una situación de gran vulnerabilidad y/o de calle, ya que no hay suficientes servicios que garanticen una transición a la vida adulta adecuada. Esto actúa como estresor a la par que los hace más vulnerables a desarrollar problemas de juego o salud mental. 

También, se han detectado problemas y grandes deudas por el juego en jóvenes migrantes que tenían trabajo y unos ingresos fijos, pero que aún siguen sin participar de forma plena en esferas sociales, culturales y política de la sociedad. Todos los jóvenes que han participado en el estudio son conscientes de los problemas económicos, familiares y sociales que están asociados al juego y que están afectando a su comunidad. 

Recomendaciones 

En este apartado, de forma muy sintética, recogemos una serie de necesidades y orientaciones para promover medidas preventivas para minimizar las conductas de juego: 

  1. Establecer un control urbanístico que limite la presencia de los establecimientos de juego, pero que además fomente espacios y actividades para el ocio y la socialización alternativas a los juegos de azar.
  2. Cumplimiento de la normativa vigente no dejando entrar a menores y autoprohibidos en los establecimientos de juego. 
  3. Mayor regularización y control de la publicidad.
  4. Ampliar la franja de edad hacia la que va orientada la prevención, incluyendo alumnos de educación primaria y universitarios. 

En cuanto a la población migrante, cabe destacar que son numerosos los distintos estresores a los que se enfrentan esta población tan joven y que facilitan la aparición de conductas de riesgo como el juego y/o problemas graves de salud mental. Por ello, nos gustaría hacer especial énfasis en que hay que evitar que el menor quede en situación de irregularidad administrativa.

En pocas palabras, el perfil de personas que se aproximan al juego está cambiando. Por eso, y al igual que se está haciendo con otro tipo de consumos y abusos, debemos promover más investigaciones y publicaciones sobre el juego en jóvenes y adolescentes, pero visibilizando la diversidad de género, étnica, de clase, geográfica, etc. 

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