Análisis y debateBlog

Ni somos ni hemos sido irresponsables, aunque lo parezca

By 27 septiembre, 2022 No Comments

El día 12 de agosto de 2020 —Día Internacional de la Juventud—, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, apelaba a la responsabilidad de los y las jóvenes en un momento en el que se habían relajado las restricciones sociosanitarias a nivel mundial tras la primera ola de contagios de la pandemia del COVID-19 y mientras avanzaba una nueva ola. El mensaje de la OMS recordaba a los jóvenes que, aunque la mayoría de ellos y ellas no corrían un alto riesgo de contraer enfermedades graves durante la pandemia, desempeñaban un papel importante y compartían la responsabilidad colectiva de ayudar a detener los contagios.

Ese mismo día, el Gobierno de España se unía a la llamada a la responsabilidad juvenil, que aludía a la prudencia con relación a su comportamiento en su tiempo de ocio, para no favorecer la transmisión comunitaria del virus y poder contribuir, sobre todo, para que las personas mayores preservaran su salud.

Durante toda la pandemia se han podido ver y escuchar mensajes similares desde las instituciones y otros organismos, aunque no han sido las únicas fuentes desde las que se ha puesto énfasis en la responsabilidad juvenil frente a la crisis pandémica. De hecho, los medios de comunicación han mostrado una postura relativamente crítica hacia la población joven, con algunos titulares como: «Jóvenes irresponsables», «Los jóvenes impulsan el repunte de la covid-19 en Europa», «Más de 25.000 jóvenes colapsan Madrid con un macrobotellón en Ciudad Universitaria», «El Gobierno pide responsabilidad ciudadana a los jóvenes ante el aumento de botellones en la calle» o «Los jóvenes irresponsables, detrás de los nuevos brotes». Y, en gran medida, ha sido la opinión pública la que se ha ensañado con la juventud, algo palpable a través de redes sociales virtuales, así como entrevistas y comentarios en Internet y en otros medios de comunicación.

Es por esto que la Red de Estudios de Juventud y Sociedad 2.0 (REJS) lanzó en noviembre de 2020 un manifiesto que advertía: «Desde que estalló la crisis de la COVID-19, el espacio mediático y los discursos políticos han puesto bajo el punto de mira a las juventudes y el peligro que éstas suponen para la transmisión comunitaria del virus. Estos mensajes de alarma y preocupación respecto a los comportamientos de las personas jóvenes frente a las restricciones impuestas han reforzado la visión negativa sobre las y los jóvenes que ya predominaba en la sociedad en general. Se construye con ello la figura de la juventud, desde una falsa y peligrosa generalización, como un espacio de lo irresponsable, lo peligroso o lo incierto. Una construcción que finalmente reafirma el lugar subalterno que las nuevas generaciones ocupan en nuestras sociedades. Sin embargo, ¿nos hemos parado a pensar en el impacto real que esta crisis supone para las y los jóvenes de carne y huesos?».

¿Qué opina la juventud sobre su comportamiento durante la pandemia?

Según el estudio Jóvenes en pleno desarrollo y crisis pandémica. Cómo miran al futuro, publicado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación FAD Juventud, la valoración de la población joven sobre sí misma es positiva en términos de responsabilidad y civismo durante la crisis. Los y las jóvenes se ven más responsables que irresponsables durante el confinamiento y en las fases posteriores de restricciones: el 42,6% ve a la juventud como bastante o muy responsable, frente al 16,2% que la ve irresponsable.

Más concretamente, aproximadamente la mitad de jóvenes sostiene que no ha realizado conductas antisociales o egoístas durante la pandemia, mientras que 1 de cada 4 declara algún tipo de práctica insolidaria o negativa, como no preocuparse demasiado por contagiar a otras personas (20,4%), no haber dejado de salir de fiesta aunque estuviera prohibido (25,9%) o haber pensado poco en los y las demás (28,5%).

¿Ha sido justa la imagen de la juventud transmitida por los medios?

Vemos, por tanto, que las personas jóvenes se consideran mayoritariamente responsables, no solamente en lo personal sino también de forma general. Al menos no parecen percibirse como un grupo poblacional homogéneamente irresponsable frente a la pandemia.

Por tanto, es lógico que, de forma mayoritaria (43,3%), piensen que el tratamiento de la juventud y su comportamiento durante la pandemia por parte de los medios de comunicación ha sido injusto. Muy inferior es el porcentaje de jóvenes que considera que la imagen vertida por los medios ha sido justa (19,2%), aunque destaca que 1 de cada 3 considera que el tratamiento no ha sido ni justo ni injusto.

Quizás, como se destaca en ¿Hacia una segunda crisis de la juventud? Socialidades juveniles en tiempos de pandemia, publicación del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, «sería deseable incorporar algunas recomendaciones al tratamiento informativo sobre la juventud: evitar simplificaciones y estereotipos, no tratar como un colectivo homogéneo; evitar culpar a las personas jóvenes de lo que no son exclusivamente responsables».

Aunque también hay que advertir que tras los primeros meses de crisis del COVID-19 empezaron a surgir diversas noticias, artículos y reportajes que empatizaban con la población joven o, al menos, comenzaron a advertir la fatiga pandémica juvenil y los impactos negativos que estaban sufriendo. Precisamente, el estudio Jóvenes en pleno desarrollo y crisis pandémica pone también de manifiesto estos impactos negativos de la pandemia en la población joven, pues el 66,8% de encuestados y encuestadas creen que la pandemia ha tenido un impacto negativo en la salud mental de las personas jóvenes. De hecho, los resultados muestran una clara tendencia de empeoramiento generalizado de la salud mental, ya que quienes declaran que nunca han experimentado tales trastornos descienden del 40% de la época previa a la pandemia al 30,8% actual, prácticamente 10 puntos porcentuales. Dicho de otra forma, algo más de 6 de cada 10 jóvenes ha tenido algún problema de salud mental tras la pandemia (durante el año 2021).

Pero entonces, ¿qué efecto ha tenido la pandemia sobre la imagen social de la juventud?

Volviendo al asunto central de este texto, al preguntar a las personas jóvenes por la imagen que tienen sobre su propia generación tras la crisis sociosanitaria, la mayoría (53,7%) opina que siguen teniendo la misma visión sobre la población joven en general, aunque aproximadamente 1 de cada 4 tiene una peor imagen sobre la juventud y el 19,3% declara tener una mejor imagen. Sin embargo, al plantear el modo en el que la sociedad ve a la población joven, 4 de cada 10 jóvenes afirman que se ha generado una peor imagen social de la juventud, frente a solo un 15,5% que considera que la imagen social general ha mejorado.

Es decir, hay dos conclusiones claras: 1) por una parte, la juventud percibe que la opinión pública y los medios de comunicación tienen una visión negativa sobre la juventud —acrecentada tras la crisis del COVID-19— y, 2) por otra parte, la población joven tiene una buena imagen sobre ella misma, tanto en lo general como en lo personal.

En definitiva, la imagen proyectada por los medios de comunicación y asumida por la opinión pública con relación al comportamiento de los y las jóvenes durante la pandemia ha transitado por caminos equivocados y ha sido injusta, al menos así lo percibe la juventud. Desde luego, tengan más o menos razón, haya habido más o menos responsabilidad o se hayan comportado de una u otra manera, lo cierto es que la población joven es muy amplia y diversa como para afirmar categóricamente que han sido los vectores de las olas de contagios durante la pandemia o como para poner el foco en esta parte de la población exigiéndoles responsabilidad. Quizás lo irresponsable es exigir, culpar y señalar a una parte de la población por cuestiones etarias —o cualesquiera motivos— en un momento de tantas dificultades. Se trata de un contexto de crisis que llama al respeto, la solidaridad, la empatía, la comprensión, el cariño y la responsabilidad de todas las personas.

Leave a Reply