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Memes y stickers como herramientas educativas para cuestionar críticamente los discursos de odio

By 27 octubre, 2022 mayo 10th, 2023 No Comments

* Íñigo Lorón Díaz, Alba Quirós Guindal, Noemi Laforgue Bullido y Alberto Izquierdo Montero

“Sólo es humor”. ¿Cuántas veces y en qué contextos hemos escuchado esto? Seguro que nos llegan a la mente diversas situaciones. Aquí queremos compartir una experiencia particular sobre el humor y sus posibilidades educativas para cuestionar críticamente los discursos de odio, enmarcada en el proyecto “Adolescentes frente a los discursos de odio. Una investigación participativa para identificar escenarios, agentes y estrategias para afrontarlos”, financiado en el marco de las Ayudas a la Investigación 2019 del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD.

Resulta difícil ponerse de acuerdo en que el humor es solo humor. Sobre ello hemos hablado junto a adolescentes y jóvenes en espacios educativos formales y no formales, observando cómo se trata de un tema que produce interés y una gran intensidad discursiva repleta de argumentos. El debate central de estos encuentros giraba en torno a los límites del humor y sus posibles direcciones: “hacia dentro” como autocrítica, “hacia arriba” para cuestionar sistemas de opresión y “hacia abajo” para reproducir desigualdades y lógicas de poderi. En relación a estas tres direcciones del humor, los movimientos anti-derechos actualesii están manejando un uso del humor represivo (“hacia abajo”) que, amparado por la instrumentalización tendenciosa de la “Libertad de Expresión”iii, consigue insertar discursos de odio, de manera no punible, entre sus repertorios. Han encontrado un campo especialmente fértil en las redes sociales virtuales y otros foros y sitios web de internet, mostrándose como un ejercicio de “rebeldía” ante una supuesta “dictadura de lo políticamente correcto”iv.

Viñeta de la ilustradora Ro Ferrer sobre los límites del humor

EL USO DEL HUMOR CON FINES CONSTRUCTIVOS O DESTRUCTIVOS

En esta conversación, surgieron también ideas sobre posibles usos del humor en su relación con los discursos de odio. Resignificar los usos del humor para hacer frente a estos discursos se presentaba como una oportunidad, pero también como un reto. Dicho reto residía en utilizar el humor, y más concretamente el humor gráfico, añadiéndole un carácter reflexivo, crítico y subversivo sin que eso le privase de su carácter chistosov. Esto último no fue sencillo, ya que el humor, para funcionar con rapidez y provocar risas y sonrisas, debe encontrar resonancias y referencias casi inmediatas en los sentidos comunes, pero, ¿cuál es el sentido común en una sociedad racista?vi Reflexionar sobre estos interrogantes junto a adolescentes, jóvenes y profesorado, nos permitió dialogar sobre las diversas aristas que aún rodean y afectan a la definición y regulación del discurso de odiovii. A su vez nos permitió tocar cuestiones centrales relacionadas con principios como la equidad y la libertad en el contexto de las democracias que habitamos y también respecto a aquellas formas democráticas que somos capaces de imaginar.

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    La rana «Pepe» hecha meme con fines racistas

    Dentro de las múltiples formas de expresión del humor, en los últimos años se han popularizado los memes y stickers, principalmente en escenarios virtuales. Su uso como herramienta ideologizadora, propagandística o, en nuestro caso, educativa (como veremos después), no es un asunto baladí, ni tampoco algo nuevo desde el marco de la expansión de los discursos de odio. Un claro ejemplo, quizás el más conocido a nivel internacional, es el de la rana “Pepe”, personaje sacado de un cómic estadounidense que pasó a ser protagonista de la campaña de Donald Trump y un icono de la ultraderecha que trascendió sus fronteras. A través de este tipo de formatos, aquellos discursos que en otro momento hubiesen sido identificados rápidamente como hostiles y despreciables consiguieron (y consiguen) infiltrarse en nuestro cotidiano como tolerables e incluso divertidos, sirviéndose de códigos humorísticos actuales.

    LA APARENTE BANALIDAD Y EL CONSUMO RÁPIDO: EL PELIGRO DE LOS MEMES

    Concretamente, en el contexto del Estado español hemos visto infinidad de ejemplos en los que la ultraderecha se ha servido de esta herramienta para ensalzar sus mensajes e incluso a sus figuras políticas (por ejemplo, una serie de stickers en los que vemos a Santiago Abascal, líder del partido de extrema derecha VOX, volando a lomos de un Pokémon o montando a caballo caracterizado de templario, o lanzando rayos rojigualda por los ojos con el subtítulo “rayo españolizador”). Más ejemplos pueden consultarse en el trabajo de investigación que se lleva a cabo desde Proyecto UNAviii, quienes analizan y muestran múltiples casos donde se transmiten grandes cargas ideológicas camufladas de humor y de aparente banalidad, y que muchas veces se llevan a cabo desde posiciones de privilegio hacia colectivos históricamente denostados u oprimidos.

    El mecanismo por el que este tipo de elementos gráficos se popularizan entre ciertos sectores es complejo, pero podemos vislumbrar algunos motivos. Por un lado, utilizan lenguajes comunes a la población joven, como elementos de la cultura popular o dibujos animados propios de su generación. Por otro lado, al compartir elementos que pueden ser rechazados socialmente, se genera cierta sensación de subversión precisamente por la creencia de estar trasgrediendo los límites de lo “políticamente correcto”. Todo ello, además, conecta con las lógicas actuales de consumo rápido.

    EL APROVECHAMIENTO DE LOS FORMATOS HUMORÍSTICOS PARA EDUCAR

    En este sentido, los memes y los stickers se nos presentaron como formatos ideales para seguir dinamizando los diálogos y procesos que surgían durante la investigación participativa con adolescentes acerca de los discursos de odio. Y es que, al igual que estas herramientas se utilizan para reproducir mensajes antidemocráticos, pueden ser útiles para alfabetizarnos críticamente en una lectura del mundo, de sus textos (multimodales: imagen + texto escrito) y sus contextos. Por eso, durante nuestra investigación participativa, elaboramos una batería de memes para cuestionar los discursos de odio, siendo propiamente las, los y les adolescentes quienes decidieron el contenido y formato de estos, para después exponerlos en la entrada principal de su centro educativo, ante la sorprendida y curiosa mirada de quienes se acercaban a ellos porque reconocían las imágenes, pero al leerlos encontraban un contenido crítico que quizá no esperaban y que, de alguna manera, trataba de interpelarles.

    Ejemplo de meme generado durante el proyecto

    Sobre estas y otras cuestiones, relacionadas con el abordaje educativo y crítico de los discursos de odio, profundizamos en el informe de la investigación y en la guía práctica que hemos elaborado para abordar los discursos de odio con intencionalidad educativa. Igualmente, lo trabajaremos durante el curso de Formación Permanente que ofrece la UNED con el título de “Discursos de odio: propuestas y herramientas educativas para contextualizarlos, comprenderlos e intentar desmontarlos”, el cual dará comienzo el 1 de diciembre de 2022 y concluirá el 31 de mayo de 2023 (200h). Mientras tanto, esperamos vuestros comentarios en la entrada para poder seguir dialogando…


    [i] Para una reflexión profunda sobre el humor, sus usos y formas, recomendamos la lectura de: Eagleton, T. (2021) Humor. Taurus

    [ii] Una buena aproximación a las características de lo que nombramos como “movimientos anti-derechos” puede encontrarse en: Cabezas, A. & Medina, P. (2021). Mapeo de actores y repertorios de odio. El género y la migración en el epicentro de las políticas anti-derechos en España y la Unión Europea. Asociación de Investigación y Especialización sobre Temas Iberoamericanos. https://bit.ly/3mX1Un1

    [iii] El siguiente libro de Wendy Brown, publicado en 2019 en su versión original, y traducido y editado posteriormente en 2021, permite aproximarse al uso estratégico de la “libertad de expresión” que se lleva a cabo desde posiciones reaccionarias: Brown, W. (2019). En las ruinas el neoliberalismo. El ascenso de las políticas antidemocráticas en Occidente. Traficantes de Sueños. https://traficantes.net/sites/default/files/pdfs/TDS_map64_Brown_web.pdf

    [iv] Para profundizar más sobre la imagen “rebelde” de las posiciones anti-democráticas y anti-derechos, recomendamos, entre otras, la lectura de esta entrevista al historiador Pablo Stefanoni: https://ctxt.es/es/20210501/Politica/35887/derecha-pablo-stefanoni-rebeldia-entrevista-steven-forti.htm

    [v] Un ejemplo de uso subversivo del humor, concretamente desde marcos feministas, puede leerse en:
    Fraga Costa, S. (2021). La estrategia humorística en la agencia visual feminista. Re-visiones, (11), 1-17. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8296625

    [vi] Lo mismo se preguntan Ainhoa Nadia Douhaibi y Salma Amazian en su libro La radicalización del racismo. Islamofobia de Estado y prevención antiterrorista (2019), publicado y puesto a disposición por Editoral Cambalache. https://www.localcambalache.org/wp-content/uploads/2019/11/RadicalizaRacismo.pdf

    [vii] Algunas de las cuestiones que dificultan una definición consensuada del discurso de odio, y sobre todo de su categorización como delito (discurso de odio punible), sobre las que hemos dialogado durante el proyecto, son: qué entendemos por discurso y por odio; quién emite el mensaje de odio, mediante qué canal, con cuánto alcance, qué intención tiene y qué efecto puede provocar en un contexto dado; qué relación tiene el discurso de odio con los privilegios; qué colectivos pueden ser diana de estos discursos porque vienen siendo vunerabilizados y minorizados históricamente; si el discurso de odio, para ser considerado como tal, ha de incitar directa y explícitamente a la violencia o si basta con que genere hostilidad, así como cuánta de esta hostilidad y violencia discursiva cabe en el paraguas de la “libertad de expresión”, etc.

    [viii]Proyecto UNA se define como “una colectividad millennial cuyo cometido es desenmascarar las nuevas formas de fascismo que se ocultan bajo simbología aparentemente inofensiva, así como reconocer y dar valor a las alianzas feministas forjadas al calor de los píxeles. Desde lo popular y lo comunitario, investigan acerca de las guerras culturales de poder en los medios, Internet y la realidad analógica. Están dispuestas a reírse a carcajadas desde la barricada, porque les va la vida en ello”. Más información en su canal de Twitter: https://twitter.com/proyectouna

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