Análisis y debate

La evolución de la percepción de las desigualdades de género entre las y los jóvenes

By 23 julio, 2019 marzo 9th, 2020 No Comments

En fechas recientes se han hecho públicos los resultados del Barómetro Juventud y Género 2019: Identidades y representaciones en una realidad compleja, realizado por el Centro Reina Sofía sobre adolescencia y Juventud de la FAD. Interesa saber que, entre otros datos destacados sobre diversos temas, se percibe un sustancial cambio en las percepciones de adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años sobre las cuestiones relacionadas con la desigualdad de género, comparadas con el Barómetro 2017 que ya abordaba estos temas.

En primer lugar, llama poderosamente la atención la transición de las posiciones hacia el feminismo entre ambas ediciones del barómetro. En el año 2017, el 34,6% de las y los jóvenes se consideraba feminista, frente a más de la mitad, 53,5%, que no. También encontrábamos una proporción significativa de jóvenes, casi 12%, que no se posicionaban en ninguna de las dos opciones.

En el barómetro 2019, las correspondencias de quienes se declaran o no feministas sufren una transformación notable; casi la mitad de los chicos y las chicas se declaran feministas (el 49,6%) aumentando en 15 puntos porcentuales respecto al año 2017. Éste mayor posicionamiento podría estar influenciado por la mayor visibilización de los últimos años de la lucha y reivindicaciones del movimiento feminista de la que, por ejemplo, las huelgas protagonizadas por las mujeres en el movimiento denominado 8M (la última del año 2019 realizada poco antes del trabajo de campo de este barómetro) es un claro ejemplo. Pero si bien este avance puede calificarse como notable, es cierto que continúan existiendo importantes proporciones de jóvenes que no se consideran feministas, el 40,6%.

Considerando las variables más significativas, se asumen como feministas en mayor proporción las chicas respecto a los chicos; las y los más jóvenes (hasta los 19 años), quienes poseen estudios medios y superiores y, quienes residen en grandes ciudades o núcleos de población de tamaño medio. Por el contrario, el posicionamiento feminista es significativamente menor en los chicos, disminuye a medida que aumenta su edad (a partir de los 25 años) y entre quienes solo tienen estudios de secundaria obligatoria.

Pese a esta indudable toma de conciencia general sobre el feminismo, ellos y ellas siguen presentado una actitud hacia el mismo que en absoluto es uniforme. En 2017, los hombres que se declaraban feministas constituían el 23,5% y en 2019 son el 37,2%, con un incremento de casi 14 puntos porcentuales (13.7%)


Ellas, en el año 2017, eran el 46.1% y este 2019 son el 62.1%, 16 puntos de incremento, poco más que los chicos. El ritmo de toma de conciencia de las posiciones feministas es muy similar entre ambos géneros, aunque las diferencias se mantienen debidas al fuerte desequilibrio inicial.

Ahora bien, el que las proporciones de jóvenes que se declaran feministas haya experimentado fuertes incrementos no tiene traducción en una percepción peor de las desigualdades entre hombres y mujeres en nuestro país en estos años, visión que ya en el 2017 era bastante negativa. En el año 2017 (siguiente tabla), la proporción de chicos y chicas que pensaban que las desigualdades de género en España eran muy grandes o grandes era del 56,4%, y en el 2019 apenas cambia, llegando al 57,6%. Tampoco sufren excesivas variaciones los porcentajes de jóvenes que piensan que son pequeñas o muy pequeñas (11.7% en el 2017 y 11,6% en este 2019).


La única variación mínimamente significativa es la de los chicos y chicas que piensan que son regulares, que baja del 29.3% al 24.5% del 2019. No tiene el dato mayor trascendencia, pues esta bajada porcentual se traslada a la subida de los porcentajes de jóvenes que, o bien declaran que no existen (del 1.3% al 2.7%), o no contestan (del 1,4% al 3.6%). Chicas y chicos difieren en la gravedad. Ellas tienden más a calificarlas como grandes o muy grandes, sin que existan otras variables que expliquen las diferencias en las posiciones.

Otro aspecto que apenas sufre modificaciones entre los años considerados es la valoración de la existencia de desigualdades de género entre jóvenes. En 2017 menos de la mitad (el 44,9%) las calificaba como “grandes” o “muy grandes”. Un 33,8% pensaba que eran “regulares” e incluso un 17.6% afirmaba que eran “pequeñas o muy pequeñas”.

En 2019, disminuye ligeramente la calificación de gravedad en la percepción de desigualdad entre los y las jóvenes. Un 43,1% piensa que son grandes o muy grandes, un 31,1% regulares y solo se incrementa la proporción de chicos y chicas que declara que son pequeñas o muy pequeñas, un 18.1%. Incluso un 4,1% piensa que no existen. Evidentemente, las diferencias entre los diversos perfiles apuntan a lo ya conocido; las mujeres tienden a calificar estas diferencias como grandes o muy grandes en mayor medida que los hombres. Asimismo, aquellos con mayor edad (entre los 25 y 29 años) son más sensibles a esta cuestión.

La calificación sobre las desigualdades existentes en nuestro país tiene traducción en aspectos concretos donde la juventud piensa que las mujeres se sitúan, en base a su género, en peor posición que los hombres, tema que se explora en la siguiente cuestión, aunque estos datos no pueden ser comparados con los del 2017 por el empleo de una escala distinta. Se preguntó por la situación de la mujer en diversos aspectos comparada con la de los hombres, empleando una escala que va desde “muchísimo peor” hasta “muchísimo mejor. Para un mejor análisis de los resultados, estos se presentan únicamente (ver gráfico siguiente) en el punto de la escala agregada de “muchísimo peor o peor” (escala de 0 a 3).

En muchos de los ámbitos, una buena proporción de jóvenes tiene claro que la situación de las mujeres es bastante o mucho peor que la de los hombres. La diferencia salarial es uno de los aspectos con un porcentaje mayoritario de jóvenes que así lo califica (41,3% hombres vs. 61.6% mujeres); casi un 46% en lo referido al acceso de la mujer a puestos de responsabilidad en el trabajo (35,2% hombres vs. 56,2% mujeres) y un 44.8% en el trato justo e igualitario en RRSS (36% hombres vs. 53,7% mujeres). Los puestos de responsabilidad en la vida política, en las oportunidades para encontrar un empleo, al momento de “compaginar la vida laboral y familiar” o para ganar dinero, son otros ámbitos sobre los que las y los entrevistados piensan en buena proporción que ellas lo tienen peor que ellos. 

En el escenario más personal, los resultados son menos categóricos. Menores proporciones de jóvenes piensan que las mujeres lo tienen peor o mucho peor para separarse (24,7% hombres vs. 34,1% de mujeres). Más allá de estas percepciones generales, resulta absolutamente evidente el matiz que el género introduce: ellas piensan en mucha mayor proporción que lo tienen peor en todos los casos mencionados.

Queda por analizar un último aspecto: la percepción sobre las medidas que permitan garantizar la igualdad de género. A tal efecto, se propuso una batería de posibles medidas que fueron valoradas en una escala de 0 a 10, donde 0 representa la posición de “totalmente en desacuerdo” en su implementación y 10 “totalmente de acuerdo”. Los resultados se presentan en el gráfico 2, y muestran la proporción de entrevistados que manifiestan altos acuerdos, es decir, los puntos de la escala 7 a 10.


Con menos contundencia que en el año 2017, en 2019 una alta proporción de jóvenes se mantiene a favor de garantizar la igualdad de género en el ámbito laboral, en los ámbitos político y empresarial y en equiparar los permisos para la conciliación familiar.

Por ejemplo, la que más apoyo pierde es precisamente aquella que niega la necesidad de leyes de discriminación positiva “ninguna norma debería favorecer a las mujeres como fórmula para alcanzar la igualdad” que pasa del 62.8% de jóvenes que en 2017 estaban muy de acuerdo con ella al 38,9% de 2019. El resto reduce sus respaldos de manera más leve, en casi todos los casos alrededor del 5%; “sancionar a las empresas que paguen menos a mujeres que a los hombres por el mismo trabajo”, (del 70.5% al 64,4%); “promover que los puestos laborales los ocupen personas en base a sus méritos, sin que existan cuotas de discriminación positiva” (del 69.5% al 62.8%); “equiparar permisos de maternidad y paternidad” (del 62% al 57.8%). También retrocede la equiparación de los permisos de paternidad o maternidad (62% vs 57.8%), “garantizar por ley la presencia equilibrada de hombres y mujeres en cargos públicos y listas electorales” (52.8% vs 49,7%), “promover por ley la presencia de mujeres en los puestos de dirección de las empresas” (48.8% vs 44.4%) y “garantizar la contratación de más mujeres que hombres en profesiones en las que hay pocas mujeres” (del 40.2% al 33.4%), que es en ambos años la que genera menores acuerdos.

De nuevo, tales percepciones son absolutamente matizables según el género y son las mujeres quienes apuestan significativamente más que los hombres por todas las medidas para garantizar la igualdad de género; especialmente estas diferencias se visibilizan con mayor potencia en las tres que plantean medidas de discriminación positiva: “garantizar por ley la presencia equilibrada de mujeres y hombres en las altos cargos públicos y en listas electorales” (57.6% de ellas por 38.2% de ellos). Elevadas diferencias entre ellos y ellas también en “sancionar a las empresas que paguen menos a las mujeres que a los hombres por el mismo trabajo” (72.6% de ellas la apoyan vs 56% entre los chicos) y “promover por ley la presencia de mujeres en los puestos de dirección de las empresas“(52.4% vs 36.3%).

Pese a ello, hombres y mujeres se parecen algo más en el resto de valoraciones; es decir, unos y otras se muestran más favorables (aunque las mujeres las siguen puntuando más alto) a las medidas correctoras de las desigualdades; por ejemplo “garantizar la contratación de más mujeres que hombres en profesiones en las que hay pocas mujeres” (8.35 de ellas por 7.24 de ellos” o “equiparar permisos de paternidad y maternidad (37.2% vs 29.7% de ellos). Incluso en una de las propuestas, ellos se muestran más a favor que ellas; ninguna norma debería favorecer a las mujeres como fórmula para alcanzar la igualdad” (38.3% vs 39.5% de ellos).

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