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Jóvenes, es hora de hablar de pornografía

By 13 abril, 2023 mayo 10th, 2023 No Comments

«Empecé a ver porno cuando tenía como 11 años… Creo que realmente me destruyó el cerebro y me siento increíblemente devastada», confesaba sin tabúes la cantante pop Billie Eilish para el programa de radio The Howard Stern Show. ¿Este malestar de la estrella californiana habrá tenido algo que ver con las letra de sus hits?, ¿es Bad Guy un tema que muestre una forma especial de empoderamiento? Júzguelo usted mism@:

Lo que sí se puede corroborar es que la iniciación a la pornografía de la joven Eilish, que compuso esta canción con tan sólo 17 años, no es un caso aislado. Si no que el consumo pornográfico a través de internet a edades tempranas es un hecho reflejado en el informe (Des)Información sexual: Pornografía y Adolescencia [1], de Save the Children. En esta investigación, en la que participaron 1.753 chicos y chicas de entre 13 y 17 años, se indica que más de la mitad de las personas adolescentes (el 53,8%) han accedido por primera vez al porno antes de los 13 años, sin casi distinción de género. Es más, la Agencia Española de Protección de Datos afirma en cifras que los menores en España miran su primer contenido pornográfico a los ocho años.
Aunque resulta un dato alarmante y preocupante, explica la propia institución, no es de extrañar:

LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO

Es inevitable ese gusanillo de la curiosidad ligado a la etapa adolescente que lleva a explorar, e incluso a que ellos y ellas se topen de manera inocente con aspectos relativos a la sexualidad y el sexo en internet. Al fin y al cabo, los algoritmos de Google también son curiosos.
Si al gusanillo y a la aleatoriedad online le agregas una pizca de «Triple A», aparece el porno en la ecuación. Es decir, hay otros tres factores que influyen de manera determinante en el acceso a la pornografía entre los más jóvenes: la accesibilidad o facilidad de acceso, la asequibilidad o gratuidad de estos materiales virtuales, y el anonimato o la posibilidad de acceder a ello sin identificarse. Así lo explica La Fundación The Family Watch en su Report 42 [2].
Dicho de otro modo, los filtros de las plataformas freemium permiten una fácil vulneración para estos chavales y chavalas a los que no se les escapa ni una. Pudiéndose conectar sin moverse, desde su habitación, con un dispositivo sencillo (tipo móvil u ordenador), y sin que sus padres y madres los vean.

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    «PORNO-NATIV@S»

    Por lo visto, en el caso español, el porno está a la orden del día. Según la última encuesta Eu Kids online (2020) [3], nuestro país se encuentra entre los países con los porcentajes más altos de consumo pornográfico (41%). De hecho, con un nada desdeñable undécima posición [4], encabezamos las listas de tráfico diario hacia una de las webs más relevantes a nivel global en la distribución de contenidos sexuales y pornografía.

    La pandemia por COVID-19 también ha dejado su huella. Con un análisis actual, el artículo The impact of COVID-19 pandemic on pornography habits: a global analysis of Google Trends [5] ha señalado que esta situación condujo a un aumento del 18,5% en el uso de la pornografía.
    Por tanto, la mezcla explosiva está servida: los hábitos en nuestro país y el creciente número de niños y niñas que tienen su primer contacto con el sexo y/o la sexualidad a través del porno, han convertido a la juventud en una generación porno-nativa.

    IMAGINACIÓN AL PODER

    Exponerse a ficción pornográfica supone influencia en la vida real. Luego, gracias a la pornografía, los y las adolescentes construyen unas representaciones poco realistas y, a veces peligrosas, de lo que tendrían que ser las relaciones sexuales saludables. El mismo estudio de Save the Children [3] precisa que el 52,1% de las personas jóvenes confirma dicha influencia. Así como el 54,1% de los y las encuestadas opina que la pornografía ofrece ideas para sus propias experiencias sexuales (sobre todo para los varones).

    Este fenómeno de conexión porno versus realidad se debe a que la sexualidad es una necesidad natural e íntima a diferencia de otras ficciones. Pero, a la par, alentada por el deseo y la fantasía, puntos donde precisamente cabe la pornografía. Entonces, las barreras entre lo real y lo ficticio se difuminan en la oscura ventana de lo pornográfico.
    Además, como menciona The Family Watch [2], la percepción sobre las personas, el cuerpo y el amor se alteran fomentando la desigualdad, los estereotipos de género, las enfermedades mentales y diferentes clases de violencia.

    DEEPFAKE Y ONLYFANS, LOS RIESGOS DEL PORNO

    Una proporción más elevada de chicas que de chicos, revela EU Kids [3], ponen en práctica los riesgos del porno asociados a internet. Puesto que, ellas acceden en mayor medida a contenidos relacionados con formas de herirse físicamente, adelgazar, acceder a mensajes de odio, y hasta de suicidarse. Como consecuencia, las chicas se han encontrado con situaciones en internet que le han molestado con más frecuencia (40%) que a los chicos (29%).

    En definitiva, se normaliza la violencia contra las mujeres. Asimismo, se puede «establecer una vinculación clarísima entre la pornografía que están consumiendo los adolescentes» y ciertas conductas como «la violencia sexual en grupo», manifiesta la doctora de Estudios de Género y experta en violencia sexual Mónica Alario [6].

    Una violencia que camina hacia formas cada vez más vanguardistas y tecnológicas. Por ejemplo, que te hagan un deepfake. O lo que es lo mismo, un vídeo falso generado con inteligencia artificial que superpone imágenes de mujeres reales sobre vídeos porno. Es lo que le ocurrió a la joven streamer QTCinderella, afectada por «la cantidad de dismorfia corporal» que ha experimentado desde que vio esas fotos, contó durante un directo en Twitch.
    Otra evidencia novedosa conduce hacia la prostitución virtual. Se trata de OnlyFans, un servicio de suscripción de contenidos londinense que se ha transformado en un lugar donde monetizar a cambio de vender la imagen y el cuerpo (o puro porno). Con 170 millones de usuarios y 2,1 millones de creadores de contenidos inscritos, las medidas de seguridad parecen cuestionables. Registrarse en la plataforma es tan sencillo que sólo hay que crear la cuenta y verificar el perfil subiendo un selfie. En efecto, 1 de cada 3 usuarios parece ser menor de 18 años en OnlyFans. Por este motivo, el Instituto de Ciberseguridad de España e Internet Segura For Kids alertan del peligro para los y las menores que se registren en esta aplicación.

    ES HORA DE HABLAR SOBRE PORNOGRAFÍA

    Con estas palabras reclama Teens and Pornography [7], una reciente publicación, la necesidad de conversar con las personas jóvenes y adolescentes sobre la pornografía, al igual que se hace sobre el uso de drogas y alcohol, redes sociales y demás asuntos.
    Porque, según argumenta el proyecto educativo Pantallas Amigas, «el sexo saludable es un placer, es cuidado mutuo, consensuado, real y evita riesgos«.
    Para lograr el objetivo que marca Pantallas Amigas y garantizar el bienestar y el desarrollo integral de la identidad juvenil, más vale prevenir que curar. De tal modo, que se consiga alfabetizar sexualmente a la gente más joven con el desarrollo del pensamiento crítico y la potenciación de la empatía, se demanda en la Guía de la Diputación de Granada «Ni zorras ni héroes» [8].
    Considerando que «todo educa» (en lo positivo y en lo negativo), no olvidemos una herramienta primordial: la educación afectivo-sexual [9], una de las mejores opciones para numerosos especialistas. Entre los que se encuentran Lluís Ballester Brage (Profesor de Métodos de Investigación de la Facultad de Educación de la Universitat de les Illes Balears) que propone la educación afectivo-sexual «para desarrollar emociones saludables, conocimientos con rigor científico y autocomprensión de nuestra sexualidad«. Porque, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los adolescentes «no son conscientes de la falta de control que tienen sobre las consecuencias de sus decisiones, por ejemplo, aquellas relativas a la salud y las relaciones sexuales». Hablemos, pues.

    BIBLIOGRAFÍA

    [1] del Moral, C. (Coord.). (2021). (Des)Información sexual: Pornografía y Adolescencia. Un análisis sobre el consumo de pornografía en adolescentes y su impacto en el desarrollo y las relaciones con iguales. Save the Children España. 80 p.

    [2] Serrano Romero, G.; Villena, A.; Chiclana, C. (diciembre 2021). Uso de pornografía en adolescentes y educación sexual. TFW Report Nº 42. Fundación The Family Watch. 4 p.

    [3] Smahel, D. (et al.).(2021). EU Kids Online 2020: Survey results from 19 countries. London School of Economics and Political Science. pp: 155, ISSN 2045-256X.

    [4] (2023). The 2022 Year in Review. Pornohub Insights.

    [5] Zattoni, F. (et al.).(2021). The impact of COVID-19 pandemic on pornography habits: a global analysis of Google Trends. International Journal of Impotence Research volume 33, pp: 824–831.

    [6] Alario Gavilán, M. (2021). Política sexual de la pornografía: Sexo, desigualdad, violencia. Cátedra. Colección Feminismos. 432 p, ISBN:978-84-376-4343-4.

    [7] Robb, M.B., & Mann, S. (2023). Teens and pornography. San Francisco, CA: Common Sense. 27 p.

    [8] Barbero Reyes, M. (2021). Ni zorras ni héroes : Guía para trabajar el consumo de Pornografía en Adolescentes. Granada. Delegación de Igualdad y Juventud de la Diputación de Granada. 37 p.

    [9] UNESCO Office Santiago and Regional Bureau for Education in Latin America and the Caribbean (2014). Educación integral de la sexualidad: conceptos, enfoques y competencias. UNESCO. 72 p.

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